Resumo | Una pregunta crucial pero a menudo ausente de los debates sobre filosofía política es la naturaleza del poder. Dada esta omisión, no sorprende que subsiguientes debates acaben siendo, al final, un tanto ingenuas.
Otro problema es que la pregunta por la naturaleza del poder no puede responderse de manera abstracta. Ha de remitirse a ejemplos particulares y proceder inductivamente. Y, desde luego, entre más se quiera avanzar en la investigación, más casos de estudio han de incluirse y todavía mayor número de fuentes han de consultarse.
Es por ello que el presente estudio forma parte de una investigación más amplia sobre filosofía del poder. Partiendo de sendas investigaciones sobre personajes poderosos de la Historia, se ha ido construyendo un marco teórico que trata de explicar qué hace poderoso a un poderoso y por qué concita la obediencia, lealtad y aun afecto de subordinados, aliados y seguidores. Dicho marco explora la construcción de redes de cooperación y jerarquías de competencia a partir de la desigualdad fundamental de los individuos humanos y la consecuente distribución dispar de recursos, habilidades y cualidades. Además, claro está, de las condiciones «objetivas» sobre las que se asienta todo régimen político.
Este ensayo no es sino el primer intento de explorar esa hipótesis en América Latina, a propósito de quizá el más exitoso de los dictadores de la región, tanto en términos simbólicos como prácticos: Fidel Castro Ruz (1926-2016). Sopesando el elemento carismático individual del hombre Fidel contra el elemento propagandístico, lo mismo que discerniendo los elementos únicos de sus habilidades políticas. Lo anterior, sin dejar de lado, los incentivos políticos y económicos, las instituciones para repartir premios y castigos, la ideología y percepción pública de los que ha dependido el régimen revolucionario cubano para mantenerse y perpetuarse en el poder, así como para operar una profunda transformación social y hasta geopolítica en la región.
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