Dados do autor | |
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Sua instituição | Higher School of Economics (St. Petersburg) HSE |
País de origem do autor | México |
Dados co-autor(es) [Máximo de 2 co-autores] | |
Sua titulação | Estudiante de Doctorado |
Proposta de Paper | |
Área Temática | 13. Estudios Políticos |
Grupo Temático | Dictadores en las Américas: convergencias y divergencias |
Título | 18 meses de totalitarismo paraguayo |
Resumo | En febrero de 1936 el coronel Rafael Franco Ojeda lideró una revuelta militar, una “revolución” contra el presidente liberal Eusebio Ayala en Paraguay. La feroz Guerra del Chaco (1932-1935), que dio a Paraguay la mayor victoria militar de su historia y a Sudamérica el conflicto armado más mortal del siglo XX, no fue reconocida debidamente por el presidente Ayala según sus veteranos. Como Franco, muchos otros resintieron el trato del gobierno, pero también las políticas del Partido Liberal, insuficientes para lidiar con la recesión mundial de 1929. El golpe de 1936 fue nacionalista por la guerra y el territorio ganados, y estatista por la alternativa socioeconómica al liberalismo, que Franco justificó en un “totalitarismo” del “tipo europeo”. Pese a su ambición totalizante y modernizadora —casi sin paralelo en América Latina—, el gobierno de Rafael Franco duró sólo 18 meses, derrocado por otro golpe en agosto de 1937, pero bastó para dejar una huella genuinamente progresista en términos sociales. Los llamados febreristas, con Franco al frente, dieron al trabajador paraguayo su primer Código Laboral y efectuaron la primera reforma agraria del país. Además de la influencia europea el febrerismo, a su vez, también abrevó del pozo de la tradición dictatorial paraguaya al proclamar Beneméritos de la Patria a José Gaspar Rodríguez de Francia y a Carlos Antonio López, además de declarar a Francisco Solano López “Héroe Máximo de la Nación” y trasladar sus restos a Asunción bajo un funeral de Estado. Se propone, pues, trazar la esencia de uno de los programas políticos más ambiciosos e infravalorados de América, opacado por otros fenómenos de masas en el continente y por dictaduras posteriores en Paraguay. Irónicamente, durante la más feroz de todas, la de Alfredo Stroessner (1954-1989), el febrerismo —aún con Franco a la cabeza— compitió en elecciones y resultó ser la tercera fuerza política del país, acaso el mejor reflejo de su breve pero profunda huella histórica. |
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