Resumo | Introducción
Según Zavala y Castañeda (2014) el concepto de agencia, en su sentido general, remite a una de las cualidades más importantes del ser humano: la capacidad de actuar intencionalmente y, por lo tanto, de lograr propósitos o metas guiados por la razón. La cuestión de la agencia humana ha sido abordada desde distintas perspectivas y visiones, enmarcando en principio el concepto de agencia desde las acciones individuales y sociales, primero como conducta humana inteligente con carácter consciente e intencional para el logro de metas; y segundo, en su expresión colectiva, como medio de transformación social.
Los primeros acercamientos al concepto se encuentran en la perspectiva filosófica que desde el pensamiento aristotélico se presenta el concepto “agente” según Naranjo (2010) hace referencia a un sujeto capaz de actuar y decidir por sí mismo, de tal manera que dicha acción tiene su principio en el propio agente.
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Por otra parte, como medio de transformación social el concepto de agencia se vincula al cambio social, a la necesidad de determinar hasta qué grado la acción de los individuos está estructurada por esquemas que están fuera de su control y en qué medida se tienen posibilidades y facultades para incidir en esas estructuras y modificarlas (Sewell, 2006 en Giraldo & Saenger,2015). En la misma línea Sautu (2014) denota el concepto de agencia como la capacidad de los actores sociales para interpretar su mundo además de decidir cursos de acción, apropiarse de recursos materiales y desarrollar comportamientos e interacción social, por lo cual, la agencia humana es un rasgo dinámico socio-históricamente conformado a lo largo de las experiencias de vida, profundamente infiltradas por la pertenencia a una clase social.
Desde esta misma línea se puede mencionar a Bandura (1986, en Pajares,1997) con su teoría cognitiva social en la cual considera que los individuos poseen un sistema propio que les permite ejercer una medida de control sobre sus pensam
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