Resumo | ¿Cómo se recuerda? ¿Qué se recuerda? ¿Quiénes recuerdan? y ¿Cómo se transmite generacionalmente ese recuerdo? han sido preguntas centrales en los estudios de las memorias colectivas de aquellas sociedades que han enfrentado procesos sistemáticos de violencia política y estatal.
La vida de quienes habitan las latitudes del sur, específicamente, la de los pueblos indígenas Latinoamericanos, ha estado situada bajo esta lógica, primero, con la instauración de la colonia europea y luego, con la imposición de los proyectos Estado-Nación. En Chile, el Estado, y antes la corona española, instaló su poder a través de lo que Loncón (2022) menciona como el despojo de los pueblos. En esto, las memorias e identidades colectivas indígenas fueron usurpadas, fragmentadas y silenciadas (Nahuelpán, 2013; Pairican, 2014), trayendo así implicancias en la transmisión hacia las posteriores generaciones. No obstante, el caso chileno, especialmente el Mapuche, da cuenta de que, pese a los distintos y constantes contextos de represión, el pasado aparece una y otra vez en las nuevas generaciones (Bustamente, 2019), interpelándolas a qué signifiquen desde el presente aquellas memorias que los involucra identitariamente.
El presente trabajo exploratorio busca convertirse en una apuesta metodológica que entrecruza la psicología social con la antropología, siendo esta última relevante para interpretar y analizar las significaciones culturales, los comportamientos y prácticas de memorias que se despliegan cotidianamente en nuestro entorno (Bustamante, 2019). A su vez, se busca problematizar más allá de las políticas institucionales, el creciente aumento en la autoidentificación indígena (INE, 2018). En este sentido, se trata de posicionar a las nuevas generaciones como sujetas/os de derecho a la palabra, la representatividad y la re-significación del pasado (Bustamante, 2019), siendo agentes activas/os en la construcción de sus memorias colectivas y sociales.
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