Resumo | La historiografía de la arquitectura argentina ha reunido bajo la denominación de "neocolonial" a diferentes arquitecturas de la primera mitad del siglo XX: la neocolonial propiamente dicha, la neohispana y la californiana. Si bien comparten ciertos rasgos formales, tienen también diferencias que su forzada agrupación invisibiliza.
Cada una de se relaciona con diversos fenómenos sociales y fue utilizada en distintos períodos por diferentes colectivos que se interesaron en ellas por razones muy diversas y hasta incluso opuestas.
Por una parte, los nacionalistas, que pugnaban por recuperar las formas coloniales como resistencia a la acelerada cosmopolitización y la creciente influencia extranjera.
También las elites criollas promovieron el neocolonial, pero para reafirmar su "estirpe" como descendientes de los conquistadores y por lo tanto su preexistencia en esta tierra frente a la oleada migratoria que recibió Argentina y que amenazaba con desplazarlos de su posición de privilegio.
En sentido opuesto, muchos inmigrantes de origen español paradójicamente eligieron formas similares del denominado estilo neohispano pero, por el contrario, para reafirmar su identidad inmigrante.
Paralelamente, otros sectores no ligados a estas arquitecturas por motivos identitarios también optaron por ellas al seguir tendencias de impacto global, primero la hispanofilia romántica europea y luego el Spanish revival norteamericano.
Luego el peronismo prefirió el "Mission style" californiano para buena parte de sus proyectos sociales, en aras de brindar a los sectores más desfavorecidos estéticas de bienestar del "American way of life" difundidas por Hollywood, en otra paradoja, al tratarse de un gobierno que rechazaba la injerencia de los EE. UU.
Ahora bien, la historiografía, ya en la segunda mitad del siglo XX englobó a todas ellas bajo la categoría "neocolonial" por razones también propias de su tiempo. Nuestro objetivo es desentrañar los matices de esta compleja trama.
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