Resumo | En 1577, los primeros inquisidores del recién establecido Tribunal del Santo Oficio en la ciudad de México confiscaron dos traducciones al náhuatl de dos textos bíblicos con comentarios—los Proverbios de Salomón y Eclesiastés—que habían sido elaborados a través de una colaboración entre autores franciscanos e intelectuales indígenas.
Si bien dicha confiscación obedecía a las directivas que impidieron la traducción de la Biblia a lenguas vernáculas luego de la proclamación del índice inquisitorial de 1559, tanto autores franciscanos como sus colaboradores intelectuales indígenas confrontaron tales prohibiciones mediante diversas estrategias durante la Contrarreforma.
Esta presentación examina tres de las estrategias asumidas por autores de obras cristianas en náhuatl en el siglo XVI y a inicios del siglo XVII: el desafío, la autocensura, y la disimulación de fuentes originales. Se analiza el desafío inherente en la elaboración de las exégesis de los Proverbios y el Eclesiastés para un público de habla náhuatl realizadas por el franciscano Luis Rodríguez y varios intelectuales indígenas, y entre ellos Hernando de Ribas. En cuanto a la autocensura, se examinan las revisiones efectuadas por Miguel de Zárate antes de hacer imprimir en 1582 los Colloquios de la paz y tranquilidad en lengua mexicana, un manuscrito elaborado por Juan de Gaona y Hernando de Ribas hacia 1540. Se investigará también la adaptación al náhuatl de varios capítulos del muy popular Libro de la oración y meditación de Luis de Granada, la cual fue publicada en 1604 por Juan Bautista Viseo bajo el título de Libro de la miseria con los permisos correspondientes, y sin mencionar la fuente original ni admitir que el impreso era una traducción de la obra de Granada. Finalmente, se contextualizan estos casos dentro de las tendencias generales en la censura de obras devocionales en la Nueva España.
|
---|