Resumo | En la Provincia de La Pampa, en la etapa territoriana, cuando estaba bajo la jurisdicción política del Gobierno nacional, la actividad rural era la base de la economía de esta Gobernación.
El poblamiento, tanto rural como en los pequeños centros urbanos nucleadores de sus entornos rurales, había sido impulsado desde fines del siglo XIX para ampliar la frontera agropecuaria que debía dar respuesta en el modelo agroexportador en auge.
Tras la campaña realizada por el ejército argentino, una superficie muy amplia de ese espacio ganado a los pueblos originarios fue tempranamente distribuido a pocos propietarios en grandes extensiones. De allí que los que vinieron a poner en producción esos “espacios vacíos”, en una gran medida, no tuvieron la posibilidad de hacerlo con la propiedad de los predios en que se instalaban.
Fueron los grandes propietarios, entre ellos las compañías colonizadoras, los que, bajo la figura del arrendamiento, se encargaron de hacer realidad aquel poblamiento inicial, con el agravante que lo hicieron con subdivisiones inadecuadas para las posibilidades de la región.
Como consecuencia de estas cuestiones, sin duda erróneas en una buena proporción, sobrevinieron grandes padecimientos y, para afrontarlos, una de las medidas adoptadas fue la agrupación de los pequeños productores rurales en cooperativas, un modelo de asociación transportado por los inmigrantes europeos que fueron, en su mayoría aquellos pioneros pampeanos.
El cooperativismo agropecuario nacido desde fines de la década de 1920 fue haciéndose fuerte y partícipe de la vida, reclamos y conquistas logrados por sus asociados. Sin embargo, hacia fines del siglo XX, un nuevo modelo económico trajo otros inconvenientes que condujeron a la crisis y desaparición de muchas de aquellas asociaciones que se habían ido sumando y haciéndose fuertes aún con la provincialización en 1951.
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