Dados do autor | |
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Sua instituição | Universidad Nacional de Pilar/CONACYT UNP/CONACYT-INECIP |
País de origem do autor | Paraguai |
Dados co-autor(es) [Máximo de 2 co-autores] | |
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Nome completo | Roque Arnaldo Orrego |
Sua titulação | Doutor |
Titulação | Doutorando |
País de origem do co-autor | Paraguai |
Instituição | Universidad Nacional de Pilar UNP/CONACYT-INECIP |
Proposta de Paper | |
Área Temática | 11. Estudos de Fronteiras |
Grupo Temático | Repensar la frontera: dinámicas transfronterizas, ilegalismos y criminalidad. |
Título | No me dedico al crimen. Solo hago negocios fronterizos. |
Resumo | Paraguay y Brasil comparten 1300 kms de frontera seca y húmeda. Distintos cruces, caminos, puertos, habilitados o no, conectan a pobladores de ambos lados, e incluso ciudades se yerguen sobre la linea de frontera. El movimiento de mercaderías y personas es incesante de uno y otro lado, y muchas de las actividades desarrolladas tienen límites difusos entre lo legal e ilegal, aunque son toleradas social e institucionalmente. Las restricciones impuestas por el COVID-19 visibilizaron una vez más, que las prohibiciones y persecuciones son selectivas, y la dependencia de la interacción entre ambos lados. Del relato de servidores del sistema de justicia, pobladores y comerciantes de la zona fronteriza se identifican y diferencian dos modalidades de actividades: los negocios fronterizos y el crimen organizado. Desde las perspectiva criminológica comparten la ilicitud, pero desde la gramática y práctica socio institucional hay distintos niveles de tolerancia, complicidad, y justificación. El análisis y las implicancias de estas categorizaciones es el propósito de este artículo. "No me dedico al crimen, sólo a negocios fronterizos, y lo hago públicamente, sin que nadie me moleste", expresado por un cigarrillero de Saltos del Guairá, vecina de Guaíra (PR-BR), sintetiza la vivencia y el sentir de trabajadores de otros rubros en distintas ciudades de frontera. Desde el órgano de persecución, un funcionario fiscal sostiene: "perseguir a esa gente va a causar más daño social, porque con su trabajo dan de comer a sus familias. Mueven la economía, si reprimimos aumentan los delitos...Otra cosa es cuando son del crimen organizado". De esta manera, la frontera se configura como un espacio donde la gestión de la ilegalidad no responde a parámetros del derecho penal, sino a intereses políticos, sociales y económicos, con valores propios que determinan las reacciones sociales. |
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