Resumo | Con sesenta años de edad, David Peña presentó su candidatura a la Jefatura del Archivo General de la Nación Argentina. Fundaba su solicitud en un decreto del PEN, de 5 de febrero de 1923, sobre concurso para el cargo.
El “Memorial” de 89 páginas con que acompañó su postulación fue organizado en seis apartados, más un apéndice. El primer apartado, bajo la denominación de "Títulos y Antecedentes", constituye un resumen de la carrera recorrida hasta ese momento por David Peña, y puede ser considerado un verdadero "curriculum vitae" de su itinerario como historiador.
Peña nunca obtuvo el cargo, que fue otorgado en esa ocasión a Augusto Maillé.
¿Cuál es la significación de ese escrito, confeccionado para fundamentar una solicitud que resultó infructuosa? En el caso de un intelectual polifacético como David Peña (1862-1930) -escritor, autor teatral, periodista, político, abogado y promotor de variados espacios de sociabilidad cultural (Micheletti, 2017)-, que escapa a los encasillamientos fáciles y que realizó la mayor parte de su obra en una época previa a la de profesionalización de la disciplina histórica en la Argentina, ese escrito puede ser considerado como una autoafirmación de su "yo historiador" y de su voluntad historiográfica.
A la luz de los estudios actuales sobre "escritura del yo", "autoescritura" y "autobiografía académica", y de los nuevos enfoques que plantean a las autobiografías de historiadores como una forma válida de historia, y a lo "subjetivo" como una forma útil de conocimiento (Aurell, 2006), aquel Memorial constituye un documento de inestimable valor para dimensionar la importancia adjudicada por este autor a su propia producción y a su inserción en la república de Clío. Esta ponencia se sumerge en su análisis, buscando desentrañar la manera en que David Peña se construye como historiador, a la par que aspira a ocupar un puesto en el que el saber histórico constituye su principal atributo de experticia.
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